• llá donde dirijamos la mirada, comprobaremos que la vida vibra. Gaia, nuestra Madre Tierra, ha recibido de la Madre Naturaleza unas leyes que hasta hace muy poco tiempo solo algunas personas sabían observar. Los cuencos y campanas del Tíbet producen determinadas vibraciones que nos permiten acceder a otros estados de conciencia. A través de la audición de estos sonidos, siempre y cuando el corazón y la mente se sintonicen, es posible conseguir resultados sorprendentes. Te invitamos a practicar con los cuencos y campanas tibetanos, para que, a través de ellos, explores unas energías vibratorias que nunca olvidarás.