• Agnès Varda (1928-2019) fue considerada en vida una de las mejores y más influyentes directoras de cine del siglo xx. Precursora de la nouvelle vague francesa, su producción cinematográfica es extensísima y de gran valor. Aun así, su legado se está desdibujando con el paso del tiempo. Buena parte de las nuevas generaciones de cinéfilos la desconocen. Normalmente, si acceden a alguna de sus obras, suele ser a los documentales. Ese extremo no tiene nada de malo, pero obvia el grueso de su trabajo ficcional. Este ensayo pretende reflexionar sobre sus menos conocidos filmes de ficción, pero sin abandonar el ámbito documental. Varda fue pionera en atravesar esa barrera difusa entre ambos modos de narrar. Dentro de su obra, indistintamente de géneros o mixturas, aparecen temas que la configuran como una autora universal, pertinente y de actualidad. El papel de la mujer en la sociedad, con referencias explícitas a un feminismo renovador, así como a su derecho a decidir sobre su cuerpo y sexualidad, la libertad del ser humano o lo absurdo de ciertas instituciones sociales son algunos de ellos. Asimismo, destila críticas al consumismo, cariño por los personajes marginales y destellos de memoria convertida en espejo. Popularizar a Varda, valorada hoy solo por un reducto de fieles entusiastas, es algo necesario por la potencia latente en su filmografía. Revisitar sus piezas y dotarlas de un sentido nuevo anhela reparar cierta invisibilización artística, a todas luces injusta, y profundizar en la realidad del arte de nuestro tiempo.