Hasta que se me acaben las historias

Leyre Zárate

Editorial: Caligrama • 2024

• En este segundo libro recopilatorio, la autora presenta dieciséis nuevos relatos, a cada cual más sorprendente por las diferentes temáticas que aborda: desde la Hispania romana hasta el grooming o ciberacoso sexual, pasando por la vinicultura, la pesca de almadraba, la tauromaquia, el mundo del taxi, las escenas costumbristas, la investigación policial, la estiba portuaria, la temática erótica e, incluso, el «rejuvenecimiento» de clásicos como Blancanieves, Cenicienta, don Quijote de la Mancha o el Cid Campeador. A diferencia de su primer libro, Déjame que te los cuente, Leyre ya no necesita justificar cada relato publicado con algún premio o mención honorífica. La autora es consciente de su talento. Y viene pisando fuerte. Fascinantes resultan no solo los personajes por su autenticidad, sino también las fantásticas tramas y sus inesperados desenlaces. Este libro se asemeja a una caja de bombones de muy diferentes sabores. Por extensión, invita a comérselos todos de una zampada, pero lo prudente es degustar solo uno cada vez para que explote su sabor y este perdure en la boca. Leer a Leyre Zarate es ya sinónimo de frescura, naturalidad y arte. Mucho arte.

Leyre Zárate es abogada-economista por la Universidad de Deusto (Bilbao), docente y escritora. Bilbaína de nacimiento y bermeana de adopción, vive en diferentes lugares hasta que, a finales de 2011, se traslada a Flandes por amor. Quizás su frustrada vocación de historiadora, unida a su apasionada y vital manera de enseñar —según Leyre, «sin emoción no se aprende una lección»— fueran el germen para que en 2020 empezara a escribir relatos. Esos dos factores, avivados por una imaginación desbordante, han tenido como resultado una prolífica creación de historias de diferente género y tamaño: ambientación histórica, cuentos clásicos modernizados, ciencia ficción, temática erótica, fábulas, suspense, novela negra, costumbrismo local, cartas de amor… Madre de tres hijos, no concibe la vida sin salir a correr cada amanecer sin importarle la lluvia, el frío o la nieve. Trotando por los bellos bosques de Flandes o por sus amadas montañas vascas, en soledad y buscando siempre ese contacto estrecho con la naturaleza, su auténtica madre. Así es ella. Una vasca «todoterreno».