• Eduardo Martínez de Pisón nos propone en este nuevo ensayo gozar y amar la Tierra inculcándonos el sentimiento de la naturaleza, constantemente amenazada por la codicia del hombre, para alcanzar así una geografía «cordial», mediante la cual logremos descubrir el alma del paisaje.
Este libro nos desvela el arte de contar esos paisajes; nos revela su esencia emotiva, simbólica y educadora; y comparte con el lector diversas expresiones literarias sobre piedras, aguas, plantas, terrazgos y villas… Todo ello sobre el principio fundamental que vertebra el saber geográfico del autor: que el paisaje es más que territorio; es territorio más cultura.
De Alexander von Humboldt a Élisée Reclus, los geógrafos han sido siempre grandes viajeros alrededor de sus bibliotecas, como lo fueron también Jules Verne, fabulador de los «Viajes Extraordinarios», o Hergé, padre de las aventuras del simpar viajero Tintín. La inmersión en los paisajes de palabras que nacen de la lectura de aquellos libros, hace crecer la imaginación e incita en ocasiones a lo bello y a lo profundo, hasta nos conduce a lo inteligente o nos lleva a lo exótico; en cualquier caso, supone un viaje a lo fabuloso y a lo necesario para el geógrafo. En el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, que propiciaba fortalecer la relación física y emocional con el paisaje, Eduardo Martínez de Pisón nos propone en este nuevo ensayo gozar y amar la Tierra inculcándonos el sentimiento de la naturaleza. Todo ello sobre el principio fundamental que vertebra el saber geográfico del autor: que el paisaje es más que territorio; es territorio más cultura. De modo que lograr ver un territorio como paisaje corresponde a un nivel de civilización. Leer a Eduardo Martínez de Pisón no sólo nos hace más sabios, nos muestra además el camino hacia una sociedad más civilizada.