• La génesis del gekiga narrada con maestría por uno de sus artífices. Descubre la historia de un periodo fundamental para comprender la historia del manga moderno. En la Osaka de finales de la década 1950, una ciudad que avanzaba hacia el futuro con las cicatrices de posguerra aún visibles, tres jóvenes creadores completamente desconocidos luchan por cumplir el sueño de convertirse en mangakas. Desbordantes de pasión, de nuevas ideas y de enfoques nunca antes vistos, este trío de ases tratará de abrirse camino en el complicado —y en ocasiones sórdido— mundo del manga y, sin darse cuenta, lo revolucionarán para siempre dando forma al gekiga. Matsumoto, Tatsumi y Saitô, tres compañeros, tres amigos, tres genios. Los locos del gekiga narra los duros comienzos de sus tres protagonistas, Matsumoto, Tatsumi y Saitô, en su búsqueda de una nueva forma de expresión artística más realista y adulta. Matsumoto se ganó el merecido reconocimiento como uno de los creadores más importantes y vanguardistas de su generación. / MASAHIKO MATSUMOTO (1934-2005) nació el 24 de noviembre de 1934 en Osaka. Tras superar las dificultades de la guerra y de la posguerra, el joven Matsumoto debuta profesionalmente en 1953 con Bôchan-sensei, publicada por Hinomaru Bunko. En 1954 conoce a Yoshihiro Tatsumi, con quien congenia tanto en lo personal como en el plano artístico, pues ambos comparten ideas sobre el manga que fructificarán en la creación de una nueva forma expresión artística conocida como gekiga. Pronto, otro prometedor autor llamado Takao Saitô se sumará al dúo que revolucionará el manga introduciendo temáticas más adultas y cotidianas y explorando nuevos lenguajes gráficos. Los locos del gekiga —publicada de manera serializa entre 1979 y 1984— narra los duros comienzos de sus tres protagonistas, Matsumoto, Tatsumi y Saitô, en su búsqueda de una nueva forma de expresión artística más realista y adulta. Matsumoto murió el 14 de febrero de 2005. Los asistentes a su funeral recibieron como obsequio La chica de los cigarrillos, que había salido de imprenta ese mismo día. Apenas cinco años antes una nueva generación de lectores había redescubierto su Panda Love y comenzado a reivindicar su figura. Tras su muerte, Matsumoto se ganó el merecido reconocimiento como uno de los creadores más importantes y vanguardistas de su generación.