• Texto íntegro en versión de María Brey Mariño. l Lapidario es un tratado acerca de las propiedades mágicas de las piedras en relación con la astrología. El más conocido es el traducido al castellano por el rey Alfonso X el Sabio, a quien presuntamente se le adjudica el tratado, y redactado hacia 1250, aunque pudo ser traducido de nuevo, enmendado, añadido y reorganizado entre 1276 y 1279. El Lapidario tiene sus orígenes en un texto de Aristóteles, presuntamente apócrifo, que data del siglo IV. Esta influencia es mencionada en el prólogo del Lapidario Alfonsí, ahí se menciona que anteriormente se escribió un libro en el que el filósofo griego nombró setecientas piedras y las describió dando su color, grandeza, virtud y localización.3? El Lapidario se divide en cuatro libros, siendo el primero atribuido a Abolays. No se poseen referencias exactas sobre la identidad de Abolays, pero se sabe que es un moro de ascendencia caldea, quien obtuvo el libro por medio de un amigo, el cual le distribuía material del mismo tipo. Sumado al texto que le fue proporcionado, Abolays le adiciono las cualidades de las piedras y la manera en que obran estas por medio de las estrellas de las cuales reciben fuerza y virtud. En el prólogo del Lapidario Alfonsí, se menciona que fue Abolays quien tradujo la obra del caldeo al arábigo. Después de la muerte de Abolays, el manuscrito original en arábigo, terminó en manos de un judío toledano renuente a dejar con facilidad el libro. Entre 1244 y 1245 ?como parte de la empresa cultural de Alfonso X “el sabio” y su taller de traductores de Toledo? el manuscrito fue traducido al castellano por Yehuda Mosca, un médico judío, y el clérigo Garcí Pérez.